Cumplir años no es suficiente

El verdadero logro es convertir vivencias en experiencias.

En unos días será mi cumpleaños, y no puedo dejar pasar esta oportunidad para reflexionar. Al final del día, siempre nos felicitan por cumplir años como si ése fuera el verdadero logro. Pero hagas o no hagas nada… el tiempo igual va a pasar. Claro, siempre y cuando preserves la vida.

Creo que la felicitación debería ser menos por cumplir años, y más por acumular experiencias que nos transformen.

La diferencia entre simplemente vivir y realmente habitar la vida me la enseñó la Semiología de la Vida Cotidiana.

Vivencia: es el mero acto orgánico de existir. Respirar, moverte, pasar los días… incluso sin darte cuenta.

Experiencia: es la vivencia que atraviesas con presencia consciente. Estás ahí con tus cinco potenciales integrados (pensamiento, emoción, sensación, intuición, imaginación), y eso genera un significado que te transforma.

Cuando vivimos en automático, el tiempo se nos escurre: “¡Ya es agosto!”, “¡Ya tengo 40 y no sé cómo pasó!”. No es que no hayamos vivido… es que no estábamos presentes. Nuestra atención estaba dispersa, y en lugar de habitar nuestra vida, era nuestro imaginario el que vivía por nosotros.

Mis cumpleaños me han enseñado esta diferencia.

Recuerdo uno donde falleció mi novio el mismo día. Fue un duelo desgarrador, y aunque estaba rodeada de abrazos, yo estaba ida, tratando de comprender lo que vivía.

En otro, una compañera me organizó una sorpresa y me abrazaron decenas de personas. Sin saberlo, me enseñó que un abrazo no es sólo para consolar… también es para celebrar la vida.

Hubo otro cumpleaños en el que decidí aislarme de todo, porque lo que necesitaba era paz. Y otros en los que la risa, la lluvia, los viajes y las amigas han sido protagonistas de memorias que aún guardo con cariño.

Hoy suelto la expectativa de cómo debe ser mi cumpleaños. No sé qué pasará ese día, pero sí sé que quiero habitarlo. Quiero abrirme a lo bueno, lo malo, la risa, el llanto, lo inesperado y lo simple.

La herramienta

Si quieres transformar vivencias en experiencias, aquí como conseguirlo:

Alinea tus 5 potenciales → En Semiología de la Vida Cotidiana hablamos de cinco potenciales que no se activan de manera lineal, pero que al alinearse nos llevan a vivir con verdadera presencia.

Potencial instintivo. Todo lo que me mantiene con vida. Ser consciente de mi cuerpo, de mi respiración, de mis sensaciones internas y externas.

Potencial motriz. Relacionado con el movimiento y la quietud, así como la dimensión espacial. Estar atenta a dónde estoy, cómo se mueve mi cuerpo y cómo se mueven quienes me rodean.

Potencial sexual. Encargado del gozo, el placer y el disfrute, no solo en la dimensión erótica (que es importante), sino también en la capacidad de encontrar deleite en cada instante.

Potencial emocional. La dimensión afectiva. Ser consciente de las emociones que este momento presente despierta en mí, validándolas y observándolas sin juicio, fluyendo con ellas.

Potencial racional. Todos los procesos de abstracción y pensamiento. Reconocer qué ideas surgen en mi mente, si son conscientes o inducidas, y cómo interpretan lo que estoy viviendo.

Cuando alineo mis cinco potenciales, dejo de vivir en automático y empiezo a habitar plenamente mi vida.

Practicar esto una y otra vez cambia la manera en que vives… y en que recuerdas. 

Te reto a hacer la puebra para que puedas vivir los beneficios de habitar tus potenciales:

Mayor plenitud: Saboreas cada instante con todos tus sentidos y todo tu ser.

Más claridad mental: Tomas decisiones con consciencia, no desde la reacción automática.

Mayor paz interior: Disminuye la ansiedad y aumenta la serenidad ante lo que sucede.

Más conexión contigo y con otros: Presencia real que enriquece las relaciones.

Mayor resiliencia: Aprendes a fluir con lo que la vida trae, integrando tanto lo agradable como lo difícil.

Vivir con los cinco potenciales alineados es pasar de sobrevivir a vivir intensamente.

Yo soy Karolina Kasas, y te deseo que la próxima vez que cierres los ojos para recordar tu vida esté llena de momentos tan intensos y presentes que puedas olerlos, sentirlos y revivirlos. Porque el verdadero regalo no es cumplir años… es tener historias que contar con el alma encendida.

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