Hace unos días, mi hijo me pidió que le comprara naranjas.
Aunque lo que realmente quería era disfrutar de un buen vaso de jugo de naranja, la verdad es que en casa no solemos tomar jugos —ya sabes, esta moda de evitar el azúcar.
Sin embargo, decidí cumplirle el antojo.
Y ahí estaba yo, exprimiendo naranjas.
Pero esta vez lo viví distinto.
¿Realmente has observado qué pasa cuando exprimes una naranja?
No sale agua, ni jugo de manzana, ni veneno… Sale lo que lleva dentro: su esencia más pura. Dulce o ácida, pero suya.
Así también pasa contigo y conmigo.
Cuando la vida aprieta, cuando las circunstancias nos presionan, cuando nos sacuden fuerte… sale lo que llevamos dentro.
A veces brota lo mejor de ti: resiliencia, compasión, humor, fuerza.
Otras veces, lo que sale no huele tan bonito: enojo, miedo, juicio, tristeza acumulada.
Pero todo eso también eres tú.
Y justo ahí, en ese jugo que sale cuando te exprimen, hay una pista valiosa de lo que habita en tu interior.
Lo que ya está listo para sanar, transformar o simplemente ser abrazado.
🔍 ¿Qué hacer cuando la vida te exprime?
Cada experiencia intensa, cada apretón de la vida, es una oportunidad para mirar con conciencia lo que estás manifestando. Aquí una guía sencilla para hacerlo:

1. Detente.
Haz una pausa. Deja de reaccionar automáticamente. Respira.
2. Obsérvate.
¿Qué está saliendo de ti? ¿Qué emociones, pensamientos o impulsos estás experimentando?
No los juzgues, solo obsérvalos.
3. Reconoce.
Pregúntate: ¿Esto que brota de mí, lo quiero seguir cargando?
Si te gusta, cultívalo.
Si no, agradécelo, porque te está mostrando el trabajo que puedes hacer en ti.
4. Escucha el llamado.
Si lo que brota no te gusta, no es un error.
Es el llamado profundo de tu alma, tu anhelo de transformación interior más allá del resultado externo.
5. Abraza el proceso.
No te apegues al resultado.
No todos los jugos van a salir dulces.
Lo importante es la conciencia con la que atraviesas cada momento.

Este camino de conciencia no se trata de fingir que sólo hay jugo dulce en ti. Se trata de atreverte a mirar lo que sale cuando la vida te aprieta, sin juzgarte, con curiosidad, con compasión.
Porque eso que sale es la materia prima para tu desarrollo personal. Y cuando lo miras con amor, puedes empezar a elegir lo que quieres cultivar en ti.
Recuerda:
Tú no eres una naranja.
No estás condenada a siempre tener el mismo jugo.
Puedes limpiar, transformar, regenerar tu interior...
Y cada vez que la vida vuelva a apretarte, brotará un poco más de lo que has cultivado con conciencia.
Esa es la magia de este camino.
Yo soy Karolina Kasas
Y deseo, de todo corazón, que con cada jugo de naranja que exprimas en la vida, puedas convertirlo en una deliciosa mimosa...
con burbujas efervescentes como la efervescencia de vivir con plenitud. 🥂✨