Te invitamos a la inauguración de la exposición artística que nos hará reflexionar en cada tipologia del Heptagrama. La artista Lourdes Cordero presentará su obra a partir de las 7:00 p.m. el viernes 16 de mayo, en el Centro de Arte Emergente en Querétaro. Esta exposición es una excelente oportunidad para comenzar el fin de semana con una experiencia artística única.
Violeta profundo, guardián del silencio eterno
Es montaña que medita, faro inmóvil en medio de la tempestad. Habita las alturas de la conciencia, donde el aire es tan puro que solo respira pensamiento.
Observador del todo sin ser parte del ruido, su mirada penetra lo invisible. Lleva en los ojos la noche estrellada y en el pecho la brújula del sentido.
Es el sabio que no busca ser oído, sino que revela lo esencial con su sola presencia.
Indigo místico, piel de bruma, corazón que escucha
Es un cuenco de agua serena que vibra con cada emoción ajena. Tiene antenas en el alma y pétalos en la piel.
Intuye antes de entender, siente antes de hablar. Es médium de lo sutil, jardinero de los afectos, viajero de lo invisible.
Todo lo que toca se vuelve más humano, más tierno, más hondo. Su don es la empatía que sana, la presencia que cobija.
Turquesa chispeante, chispa mental, rayo verbal
Es relámpago que danza entre conceptos. Su mente corre como río claro, y de su boca brotan puentes de palabras.
Es mensajero del ingenio, alquimista del lenguaje. Juega con ideas como un niño con cometas, y en sus juegos el mundo se ordena, se explica, se hace bello.
Es traductor de lo abstracto, soplo de frescura que despierta y provoca.
Verde esmeralda, arquitecto del orden interno
Es raíz que abraza la tierra, columna que sostiene cúpulas invisibles. Ordena el caos con paciencia sagrada.
Es constructor de armonía, tejedor de coherencia. Guarda en su pecho un compás moral y en su mente un mapa del equilibrio.
Es templo donde habita la serenidad. Su virtud es la constancia que da forma a lo eterno.
Rojo encendido, tambor que late, volcán que se mueve
Es llama que no se apaga, instinto que galopa, flecha que no duda. Vibra con la urgencia de vivir, con el rugido del hacer.
Es fuerza en marcha, músculo del espíritu, fuego primordial. Va al frente, abre caminos, rompe inercias.
Su impulso es don sagrado: el poder de actuar sin temor, de incendiar el mundo con vitalidad consciente.
Amarillo dorado, risa solar, pecho abierto al gozo
es domingo perpetuo, sol que acaricia la piel del alma. Vive en la alegría del instante, y en cada gesto siembra gratitud.
Es danza sin coreografía, juego sin reglas, abrazo sin motivo. Cosecha luz en los corazones que toca.
Su don es el júbilo, el arte de vivir con la ligereza del viento que baila con las hojas.
Naranja encendido, magnetismo que fluye, perfume de presencia
es fuego en la mirada, río en movimiento, luna que seduce. Su esencia convoca, inspira, enciende.
Tiene el don de atraer sin querer, de liderar sin imponerse, de amar sin retener. Es energía vital que se convierte en danza, en arte, en vínculo.
Su poder es el deseo de vivir con intensidad, de crear, de vincular, de encantar.